Ayer, mientras hacía un collage express - tenía muy poco tiempo pero muchas ganas de usar algunos materiales nuevos- me di cuenta de algo hermoso. Hacer un collage es como inventar una historia y contarla mientras la inventamos, requiere de improvisación. No sabemos qué va a suceder cuando tenemos delante nuestro la hoja en blanco y a medida que elegimos figuras, texturas, imágenes y materiales, también van apareciendo personajes, escenarios y un relato, y es recién hacia el final que sabremos de qué se trata el ensamble completo.
Ayer, casualmente hablé con una amiga que está en medio de un proceso de entrevistas para una posición laboral en el extranjero. Cuando le pregunté si tenía novedades, me contestó que el fin de semana encontró una caja que guarda hace tiempo, llena de medallas. Tengo medallas de todo tipo, Fi, de abanderada, mejor promedio, capitana, mérito, sports y conecté con un lugar de tanta exigencia que me di cuenta que disfruté tan poco de mi vida que ahora ya ni me interesa el resultado, tengo el foco puesto en disfrutar del proceso y aprender. Su reflexión me pareció grandiosa, hacer foco en el proceso más allá del resultado.
En el libro Atrapa el pez dorado, David Lynch cuenta cómo surgió la creación de la tira cómica The angriest dog in the world: dibujé un perrito. Y parecía enfadado. Y empecé a mirarlo y a pensar en él y a preguntarme por qué estaría enfadado. Entonces dibujé una tira de cuatro viñetas en las que el perro no se movía: en tres viñetas era de día y en una, de noche. Por tanto pasaba el tiempo, pero el perro nunca se movía. Y me sorprendió descubrir que la causa del enfado era el entorno, lo que ocurría alrededor. El perro oye sonidos provenientes de la casa. O algo ocurre al otro lado de la verja o reacciona a alguna condición meteorológica.
Creo que la explicación de David Lynch para crear su tira cómica, al igual que el proceso completo de armado de un collage- o al menos de mis collages- engloba el mismo simbolismo, ponemos el foco en el proceso en lugar del resultado final, no sabemos hacia dónde nos llevará dicha creación y pareciera que tampoco importa. Y en última instancia, lo que se revela, sin presión y en el fluir de la actividad, termina por cobrar sentido.
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