Tiré muchos años por la borda haciéndome la rebelde y la liberada, dándome aires de poeta y trabajando en una librería de Engels Street. No convencí a nadie con mi pose, mis poemas eran «tan vacíos que no llegaban ni a malos» y la librería se fue a pique. Por eso no soy más que una humilde columnista. No me han premiado por ningún artículo escrito desde primera línea de combate. Me hice muchas ilusiones cuando entré en Spyglass, pero, por ahora, lo más parecido a la vocación de mi padre que hago es escribir cotilleos idiotas sobre fiestas de sociedad.
- Vale, pero esos cotilleos estúpidos, ¿están bien escritos?
- Ah, eso sí, están maravillosamente escritos.
- Entonces no se lamente por esos años malgastados. Perdón que saque a relucir mi experiencia personal, pero no tiene usted ni la más remota idea de lo que es malgastar una vida.
El atlas de las nubes, David Mitchell
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